CIENCIA ANTIGUA: EL CASO DE CHINA.
1. INTRODUCCIÓN.
La inmensa China, separada de Occidente por altas mesetas, estepas y desiertos, elaboró aisladamente una civilización original que se difundió después hacia Japón, Corea y Vietnam. La historia de China es, en lo esencial, la historia de un pueblo único que usa una sola lengua y cuyo sistema de escritura no ha cambiado fundamentalmente desde su aparición, hace más de tres mil años. Nadie se asombra ante la antigüedad de tal tradición cultural más que los mismos chinos.
Los restos de un Homo erectus hallado en la cueva de Zhoukoudian, cerca de Pekín, asociado a huesos de animales, útiles líticos usados para cortar, raer y hendir y huellas de hogares, han sido datados con una fecha que se remonta a casi medio millón de años. La mayor parte de los huesos encontrados en la cueva fueron posiblemente llevados allí por animales carnívoros, seguramente hienas. Los sencillos hogares en este lugar representan el testimonio más antiguo del uso del fuego por seres humanos, al margen de escasos y controvertidos casos de África. El hombre llegó al Lejano Oriente procedente de Asia central o del sureste asiático, donde se han hallado ejemplares de Homo erectus primitivos de hace 1,8 millones de años. Poblaciones de este homínido quizá persistieran hasta unos 250.000 años en China, mucho más que en ninguna otra parte. Es reducido el número de testimonios de grupos de cazadores y recolectores a finales del pleistoceno en China; tan sólo en el norte se han encontrado algunos yacimientos, como el de Sjara-osso-gol, zona que hace unos 30.000 años estaba ocupada por grupos que establecieron campamentos cercanos a recursos acuíferos al aire libre y que vivían, probablemente, en sencillas chozas y empleaban útiles líticos para raer y cortar; se han conservado algunos restos de animales. Durante la época posglacial, proliferaron los asentamientos a lo largo de ríos y lagos, especialmente en el sur, cuyos habitantes explotaron las plantas y animales que había a su alrededor, con el paso del tiempo acabarían por plantar semillas.
En el noroeste de China y hacia el IV milenio, se localizan los poblados agrícolas de la cultura de Yangshao, en torno al valle del río Yang-tsé ( o río Amarillo), que han sido también asociados a la cerámica cordada impresa. Los investigadores dudan sobre el grado de desarrollo de la agricultura en esta cultura. Los pobladores explotaron las plantas silvestres y la fauna de la zona, en especial el cultivo del panizo común y la domesticación de perros y cerdos. El yacimiento de Banpocun en la provincia de Shaanxi, prototipo de asentamiento de esta cultura, estaba rodeado por un foso y poseía numerosas construcciones de habitación de zarzo recubiertas de barro y parcialmente subterráneas. En el centro del poblado había una estructura grande y elaborada que acaso fuera la casa de un importante personaje o quizá un edificio público. Además de la agricultura, los pobladores criaron gusanos de seda, tejieron hilo, tallaron jade y en las últimas fases elaboraron una característica cerámica pintada. Dado que los objetos hallados en los distintos yacimientos son sorprendentemente similares, algunos investigadores piensan que surgieron grupos socioeconómicos de artesanos especializados.
Tras una serie de complejos cambios sociales, políticos y económicos que afectaron a los grupos de la cultura de Yangshao, surgió la cultura deLongshan en el norte de China. Como en la cultura anterior, existe una gran similitud entre los objetos hallados en los distintos poblados de la cultura de Longshan, especialmente en la bella cerámica negra. Los poblados aumentaron de tamaño, los rodearon de grandes murallas y estuvieron habitados durante más tiempo. Continuó el cultivo de cereales y se introdujo el arroz, procedente del sur. También hay testimonios de la fabricación de armas y de muertes violentas, lo que induce a pensar en la existencia cada vez más frecuente de conflictos sociales. Aparece, por primera vez, la escritura sobre huesos y caparazones de tortugas, que servía de oráculos y símbolos cuyo significado está relacionado con técnicas adivinatorias. La excelencia de los objetos de artesanía, la escritura, las murallas y la variada riqueza de ajuares funerarios sugieren la compleja estratificación social de la cultura de Longshan.
Los cambios internos que se produjeron en la cultura Longshan permitieron su evolución gradual hasta dar origen a la primera civilización china, que engloba las dinastías Xia y Shang. La mayor parte de la información sobre este período procede de los yacimientos cercanos a Zhengzhou, y, durante la dinastía Shang(1480-1050 a. C.), aparecen los rimeros documentos escritos, al igual que la arquitectura monumental, la especialización artesanal, las ciudades y una notable jerarquización social y política: Anyang, la segunda capital de la dinastía Shang, tenía un recinto amurallado que aislaba las residencias nobiliarias, mientras que los artesanos y los agricultores vivían en el exterior; estos artesanos fabricaron los objetos característicos de este período, entre los que destacan las manufacturas de bronce.
Cerca de Anyang, se han excavado el centro administrativo y ceremonial de Xiaotun y la necrópolis real de Xibeigang; estos yacimientos de la dinastía Shang han proporcionado miles de huesos utilizados para la adivinación que ofrecen nueva información sobre esta cultura. Los espectaculares objetos de arte y otros signos de riqueza, además de los indicios de numerosos sacrificios humanos aparecidos en el cementerio real, muestran el poder político y económico de la nobleza. Todos los rasgos característicos de la civilización china estaban ya establecidos en el momento en que la dinastía Shang fue sustituida por la Zhou a finales del II milenio a. C. Los Zhou (1122 a.C. -256 a.C.) expandieron su poder por el norte hasta Manchuria y por el sur más allá de la cuenca del Yangtsé. Dentro de estos límites, los avances agrícolas (irrigación9 y tecnológicos (elaboración del hierro) permitieron mantener a gobernantes locales poderosos, a sus cortes y a sus guerreros. Con el paso de los siglos, el poder se concentró en esos estados menores que, a partir del s. V a.C., se convirtieron en los "Estados Combatientes" (481 a.C. -221 a.C.).
Cuando no hacían la guerra, los gobernantes de los feudos de la China Zhou tenían tiempo para reflexionar sobre la naturaleza del poder y del gobierno. En sus cortes se desarrollaron las teorías esenciales chinas sobre la sociedad. El filósofo más destacado fue Kungfu-tsé (Confucio), quien hacia 500 a.C. estableció la base de una ética de la vida civilizada que ha influido en la sociedad china hasta el siglo XX. Confucio pretendió basar su filosofía política y moral en el carácter y las leyes de los primeros reyes de la dinastía Zhou.
El más occidental de los Estados Combatientes, el de Qin resultó el vencedor final. En el 221 a. C. se convirtió en su soberano Shi Huang Di –el "Primer Emperador"-, quien a sus once años de reinado estableció el marco del mayor estado que el mundo había visto hasta entonces. Su reino se extendía hasta alcanzar el mar de China Meridional y Asia central. Por el norte, su frontera con los nómadas quedaba definida por la máxima construcción humana: la Gran Muralla. Con una media de 9 metros de alta, se extiende 2.400 Km por el norte de China. Dentro de estos límites, los habitantes fueron reclutados para construir un extenso sistema de carreteras, así como la Muralla. Se reorganizaron y estandarizaron las leyes, la administración, la escritura, la moneda y los pesos y medidas del imperio.
El gobierno Qin no sobrevivió mucho a Shi Huang Di, pero los cimientos del imperio se habían establecido con firmeza. Bajo la dinastía siguiente, Han, el imperio chino estableció sus fronteras tradicionales. A finales del s. II a.C. se extendía al oeste hasta Asia central, al sur hasta Vietnam, y al este hasta Corea. Sin embargo, estos países estaban demasiado alejados como para poder retenidos mucho tiempo y, aunque siempre mantuvieron una fuerte influencia china, siguieron su propio camino político. Durante la dinastía Han (202 a.C.-220 d. C.), el acontecimiento cultural y religioso más relevante es, sin duda, la expansión del budismo. El budismo había nacido en la India y se extendió desde este país, a lo largo de las rutas comerciales asiáticas que florecieron durante este período. Aunque nunca desplazaron a las filosofías nativas, las creencias budistas se mantuvieron como un componente importante de la religión y de la cultura popular chino. En el centro estaba el emperador con su corte. Gobernaba a través de una burocracia de gran formación, seleccionada a través de rigurosos exámenes. El emperador desempeñaba también su papel político: el bienestar del imperio y de su pueblo estaba ligado a su bienestar y a la realización correcta de las obligaciones religiosas. La ciudad imperial era el foco del ritual, de la burocracia, de la riqueza y de la cultura. Las capitales chinas- con poblaciones de hasta medio millón de habitantes- fueron, con seguridad, las ciudades mayores y más espléndidas del mundo desde la caída de Roma y el apogeo de Londres.
Durante este período histórico, éstos son los acontecimientos científicos más relevantes:
-2701 Se desarrollan algunas nociones de aritmética y astronomía en China.
-2383 Finaliza la redacción del tratado farmacológico coreano Pon Cho, que contiene una extensa variedad de pociones y remedios curativos.
c.-1765 Se adopta, en China, un nuevo calendario con la división del año en 365 días, repartidos en doce meses.
c.-1200 datación de inscripciones médicas sobre huesos o caparazones de tortuga halladas en China.
c.-1000 Se inventa, en China, la cometa, que constituye el artefacto volador más primitivo que conocemos.
c.-540 Se redacta el Tso-chuan, primera gran recopilación de textos médicos realizada en China.
-500 De esta época datan las primeras menciones conocidas sobre la fundición del hierro.
-350 Se escriben los primeros tratados de medicina china.
-350 Es compuesto, en China, el tratado sobre el arte de la guerra Sun-tsu ping-fa.
-132 Se construye, en China, el más antiguo sismógrafo conocido.
-126 el viajero Chang Ch´ien regresa a China de su viaje por Asia central con abundante información geográfica.
-122 Se redacta el texto chino del alquimista Huai-nan-tzu, en el que se atestigua la creencia de una metamorfosis precipitada de los metales.
-110 Se-ma Ts´ien hereda, tras la muerte de su padre, el cargo de gran astrólogo de la corte imperial china y continúa la obra Shi-ki, por la que se le considera el "padre de la Historia".
-90 Fallece Pien Ts´io, primera gran figura de la medicina china, y fundador legendario de la pulsología.
208 Muere Hua T´o, considerado como gran cirujano y descubridor de los métodos anestésicos.
212 Fallece el médico chino Chang Choing-king, reputado como inventor de la sintomatología y terapéutica chinas.
c.220 Muere el astrónomo Lu Chi, autor de un mapa celeste.
229 Nace el futuro matemático y astrónomo Wang Fan.
232 Fecha tradicional de la invención de la carretilla en China.
2. ¿POR QUÉ NO HUBO CIENCIA STRICTO SENSU EN CHINA?.
Es fundamental definir las diferencias entre la ciencia antigua y medieval por una parte y la ciencia moderna por otra. Cuando decimos que la ciencia moderna se desarrolló solamente en la Europa occidental en la época de Galileo, a finales del Renacimiento, queremos decir que solamente allí y en aquel momento se colocaron las bases fundamentales de la estructura de las ciencias naturales tal como hoy las conocemos, es decir, la aplicación de hipótesis matemáticas a la naturaleza, la total comprensión y utilización del método experimental, la distinción entre cualidades primarias y secundarias, la geometrización del espacio y la aceptación del modelo mecánico de la realidad.
En conexión con esto, se debe matizar el significado de la palabra "ciencia". si definimos "ciencia" como "ciencia moderna" exclusivamente, es cierto que no surgió en Europa occidental hasta los siglos XVI y XVII, a finales del Renacimiento. Pero no es ésta la totalidad de la ciencia, pues en todas partes del mundo, los pueblos de la Antigüedad y del Medievo habían puesto los cimientos del gran edificio que había de levantarse. Cuando decimos que la ciencia moderna se desarrolló en Europa occidental en la época de Galileo, queremos decir que sólo allí se desarrolló el principio fundamental de la aplicación de hipótesis matemáticas a la naturaleza, la combinación de las matemáticas con la experimentación.
A.Einstein apuntó en una ocasión que no era difícil comprender por qué China o la India no crearon ciencia en sentido estricto. El problema es más bien por qué Europa lo hizo, pues la ciencia es una de las más arduas y desagradables empresas. La respuesta a esta cuestión, a juicio de C.C. Gillispie, reside en Grecia:
"La ciencia deriva, en último término, del legado de la filosofía griega. Es cierto que los egipcios desarrollaron técnicas de agrimensura y llevaron a cabo ciertas operaciones quirúrgicas con una finura notable. Los babilonios disponían de artificios numéricos de gran ingeniosidad para predecir los modelos de planetas. Pero ninguna civilización oriental fue más allá de la técnica o la taumaturgia para alcanza la curiosidad sobre las cosas en general. Entre todos los triunfos del genio especulativo griego, el más inesperado, el más realmente nuevo fue precisamente su concepción racional del cosmos como un todo ordenado que funciona según leyes cognoscibles por el pensamiento" (The Edge of Objectivity; an Essay in the History of Scientific Ideas)"
No cabe duda de que en las primeras fases de la ciencia moderna, cuando la mecánica, la dinámica y la física celeste y terrestre tomaron su forma moderna, la contribución griega fue la principal. La geometría deductiva euclidiana y la astronomía planetaria ptolemaica fueron ciertamente los principales factores en el nacimiento de la ciencia moderna. Pero, a pesar de Ptolomeo y Arquímedes, los antiguos occidentales, en general, no experimentaron. La mayor objeción a quienes- como Gillispie- basan la superioridad europea en su raíz helenista es probablemente ésta. El hecho de que los griegos no fueron realmente experimentadores. En palabras del sinólogo J. Needham:
"La experimentación controlada es, con seguridad, el mayor descubrimiento metodológico de la revolución científica del Renacimiento, y nunca se ha demostrado de modo convincente que ningún grupo anterior de occidentales la comprendiese totalmente. No me propongo reclamar este honor tampoco para los chinos medievales, pero teóricamente estuvieron tan cerca de ella como los europeos, y en la práctica en muchas ocasiones fueron más allá(...) Seguramente sería mejor prestar más atención a la historia y a los valores de las civilizaciones no europeas, de hecho no menos elevadas y geniales que la nuestra. Renunciemos, pues, a ese orgullo intelectual que se precia de que "nosotros somos la gente, y la sabiduría nación con nosotros". Enorgullezcámonos del innegable hecho histórico de que la ciencia moderna nació en Europa y sólo en Europa, pero no reclamemos por eso una patente perpetua. Porque lo que nació en tiempos de Galileo fue un paladín universal, la saludable ilustración de todos los hombres sin distinción de raza, color, fe, ni patria, que a todos nos cualifica y de la que todos participamos. ¡Ciencia moderna universal, sí; ciencia occidental, no!" (La gran titulación. Ciencia y sociedad en Oriente y Occidente).
No se ha de limitar, pues, el mundo de la ciencia y la tecnología a Europa, y a lo que Europa recibió de esas transmisiones. Durante los primeros catorce siglos de la era cristiana, China transmitió a Europa una verdadera abundancia de descubrimientos, que Occidente recibía muchas veces sin tener una idea clara de dónde se habían originado. Las contribuciones asiáticas, es fuerza reconocerlo, no estuvieron ausentes del cambio decisivo, pues, aparte del álgebra y de las técnicas básicas de numeración y computación indo-chinas, este último país aportó todos los conocimientos básicos sobre los fenómenos magnéticos, un campo de estudio radicalmente distinto del que había cultivado la física griega, y cuyo efecto sobre las etapas iniciales de la ciencia moderna, a través de Gilbert y Kepler, fue de importancia capital.
Por lo que hace a la técnica, China ocupa una posición de absoluto dominio. En el conjunto de sus contribuciones, mencionaremos, entre otras cosas, los útiles arreos para caballos, la tecnología del hierro y del acero, el invento de la pólvora y el del papel, la mecánica de relojería y otros ingenios básicos, tales como al correa de transmisión, la tracción en cadena, y el método normal de convertir el movimiento rotatorio en rectilíneo, junto con puentes en arco de segmento y técnicas náuticas, como el timón de codaste. En suma, el mundo debe mucho más a los modestos artesanos de la China antigua y medieval que, pongamos por caso, a los mecánicos alejandrinos. Pero, en este punto tropezamos con una paradoja sorprendente: mientras que muchos de estos inventos, incluso la mayoría de ellos, tuvieron un efecto revolucionario sobre la sociedad occidental, China tuvo una extraña capacidad para absorberlos y permanecer relativamente inalterada.
Ahora deberíamos tratar de responder a esta cuestión: "¿Por qué la ciencia moderna, con la matematización de las hipótesis acerca de la naturaleza y los subsiguiente efectos sobre la tecnología avanzada, consiguió este auge meteórico solamente en occidente durante la época de Galileo?"- se preguntaba el sinólogo J. Needham hace ya más de tres décadas. Es cierto que hasta que se universalizó, gracias a su fusión con las matemáticas, la ciencia natural no fue patrimonio común del género humano. Las ciencias medievales estaban estrechamente unidas al medio ambiente étnico en el que surgían, y era muy difícil, si no notablemente imposible, que pueblos de culturas distintas pudieran encontrar una base común para el diálogo. Además, la mutua incompatibilidad de los sistemas conceptuales de origen técnico restringió gravemente los posibles contactos y transmisiones en el campo de las ideas científicas. Esta es la razón por la cual los factores tecnológicos se difundieron a lo largo y ancho del mundo antiguo, mientras que los científicos no lo hicieron.
Y añadía otra interesante cuestión:"¿Por qué, entre el siglo II a.C. y el siglo XVI d.C., la cultura asiática oriental fue mucho más eficaz que la europea occidental en su aplicación del conocimiento de la naturaleza a fines prácticos?" Y respondía:"Solamente un análisis de las estructuras sociales y económicas de las culturas oriental y occidental- sin olvidar el gran papel jugado por los sistemas ideológicos- podrá finalmente sugerirnos la explicación de ambos problemas". Profundicemos, pues, en estos factores.
a) Análisis de las estructuras sociales.
Es doctrina común que la civilización china tiene sus orígenes en el feudalismo que se desarrolló a partir de 1500 a.C., aproximadamente. Debemos recordar que la civilización china fue bien diferente de todas las otras grandes civilizaciones. Sabemos que la mesopotámica y egipcia estuvieron estrechamente ligadas entre sí desde fecha muy temprana, e, igualmente, que la antigua civilización india tuvo contacto con la babilónica. La única civilización ribereña que no se relacionó íntimamente con aquéllas fue la del río Amarillo, cuna del pueblo chino. Esta civilización se relacionó algo más con la Edad del Bronce en Europa, pero siempre tuvo más independencia que contactos con Occidente.
Sobre la posición social de los científicos, ingenieros y artesanos en la sociedad feudal. Burocrática china, llama la atención el carácter relativamente "oficial" de la ciencia, básica y aplicada. Según se ha hecho notar, el astrónomo chino no era un ciudadano al margen de las convenciones de la sociedad, como quizá sí lo era en las ciudades helénicas el astrónomo griego. Aquél, en cambio, era un funcionario civil alojado a veces en un ala del palacio imperial y perteneciente a una oficina que era parte integrante de la burocracia oficial.
La sociedad china antigua y medieval estaba dividida en cinco grupos: en primer lugar, los altos funcionarios, los científicos que habían conseguido el éxito en su trabajo; en segundo lugar, los plebeyos; en tercer lugar, los miembros de los grupos semiserviles; en cuarto lugar, los esclavos, y en quinto lugar, un grupo muy significativo de oficiales inferiores, es decir, letrados que no habían podido ascender por los peldaños de la burocracia.
A los altos funcionarios provinciales se deben importantes progresos técnicos. Así, la introducción del fuelle metalúrgico movido por agua se atribuye a Tu Shih, que fue prefecto de Nanyang en el año 31 d. C. Entre los altos funcionarios, se debe mencionar también a Chang Hêng. Este fue, no solo el inventor del primer sismógrafo aparecido en cualquier civilización, sino además el primero en aplicar potencia motriz a la rotación de los instrumentos astronómicos, uno de los más sobresalientes matemáticos de su tiempo y el padre del diseño de las esferas armilares. Llegó a ser presidente de la Cancillería Imperial.
Es bastante probable que los primeros molinos de agua y fuelles metalúrgicos se debiesen al trabajo de los técnicos al servicio de Tu Shih. Un sobresaliente ejemplo de ello lo constituye Shen Kua, una de las más grandes cabezas científicas de la historia china. En su interesante y polifacético libro científico, el Mêng Chi pi Than (Ensayos sobre la laguna de los sueños), describe la invención de la imprenta de tipos móviles por Pi Shêng alrededor de 1045, y dice que, al morir dicho plebeyo, su colección de tipos "pasó a poder de mis seguidores, que lo han guardado como una preciosa posesión hasta ahora". Esto proporciona una evidencia de los técnicos reunidos en torno a ptronos que eran funcionarios importantes. Sin embargo, el mayor grupo de inventores está representado por plebeyos, maestros artesanos que no eran ni funcionarios, ni peones, no pertenecían a las clases semiserviles. Junto a Pi Shêng, ya citado, tenemos al gran constructor de pagodas Yü Hao, que seguramente tuvo que dictar su famoso Mu Ching (Manual del trabajo en madera) a un escribano.
Yü Hao vivió en el siglo X de nuestra era, ero en cada dinastía podemos encontrar una figura semejante. En el siglo II vivió Ting Huan, de gran renombre por su trabajo de predecesor de la suspensión de Cardano. El siglo VII fue la época de Li Chhun, el constructor de puentes de arco escarzano; y el siglo XII, la época del mayor arquitecto naval de la historia china. Kao Hsüan, que se especializó en la construcción de barcos de guerra con múltiples ruedas de paletas.
El tercer grupo lo constituyen brillante científicos y técnicos, cuyo nivel social en su época fue, sin embargo, muy bajo. El único de ellos que, al parecer, perteneció a la clase semiservil fue Hsintu Fang. En su juventud entró al servicio de un príncipe de la dinastía nórdica Wei como dependiente o asistente. Este príncipe había coleccionado muchas piezas de aparatos científicos-esferas armilares, globos celestes, vasos hidrostáticos, clepsidras, anemómetros, etc.- y había heredado también una extensa biblioteca. Las circunstancias políticas obligaron al príncipe a huir, y Hsintu Fang escribió libros científicos y militares que aquél había proyectado.
El cuarto grupo lo componían los esclavos. Son muy raros los ejemplos de tecnólogos que fuesen positivamente esclavos, aunque no podemos olvidar a Kêng Hsün, el cual comenzó como cliente del gobernador deLing-nan, pero cuando murió su protector, en lugar de regresar a su casa, se unió a algunas tribus del sur y finalmente capitaneó una sublevación. Cuando ésta fue sofocada y Kêng Hsün capturado, un general, Wang Shih-Chi, percatándose de su habilidad técnica, le salvó de la muerte y le admitió entre los esclavos de su familia. Su posición allí no era, sin embargo, tan baja que no pudiese recibir instrucción de un antiguo amigo, Kao Chih-Pao, que, entretanto, se había convertido en el astrónomo real y, como resultado de ello, Kêng Hsün construyó una esfera armilar o globo celeste que giraba continuamente por energía hidráulica. El emperador le recompensó por ello, convirtiéndole en esclavo del gobierno y adscribiéndolo al Departamento de Astronomía y Calendario.
Finalmente, encontramos el último grupo de técnicos y uno de los más numerosos, el de funcionarios de baja graduación. Eran hombres con la suficiente formación, aunque fuesen de origen modesto, para entrar en las escalas de la burocracia, pero cuyos peculiares talentos o personalidades frustraban toda esperanza de una carrera brillante. Entre ellos, debemos incluir a Li Chieh, quien, apoyándose en las antiguas obras de Yü Hao y otros, compuso el mayor y definitivo tratado de cualquier época sobre la tradición milenaria de la arquitectura china y de la tecnología de la construcción, el Ying Tsao Fa Shih. Yen Su fue una figura semejante a la de Leonardo- investigador, pintor, tecnólogo e ingeniero- bajo el emperador Jen Tsung de la dinastía Sung. Diseñó el tipo de clepsidra(o reloj de agua) con rebosadero que continuó utilizándose durante largo tiempo; inventó cerraduras y llaves especiales y legó especificaciones para vasos hidrostáticos, podómetros y carros que se dirigían automáticamente al sur. Sus escritos incluían tratados sobre relojería y sobre las mareas, pero la mayor parte de su vida transcurrió en puestos administrativos provinciales. También son dignos de mención dos hombres de la mayor importancia en la historia preeuropea del reloj mecánico.Liang Ling-Tsan, asistente de I-Hsing en el siglo VIII, fue un oficial de baja graduación en el ministerio de la guerra, y Han Kung-Lien, el principal colaborador de Su Sung. 350 años después, fue solamente un secretario interino en el ministerio de personal. Fue este grupo de funcionarios de baja graduación el que proporcionó uno de los más sorprendentes textos sobre la vida de los tecnólogos y científicos en la China medieval que han llegado hasta nosotros.
Pero lo cierto es que, a pesar de la superioridad de la antigua filosofía china y de la importancia de los descubrimientos tecnológicos hechos por los chinos a lo largo de toda la historia subsiguiente, la civilización de aquel país estuvo básicamente imposibilitada para dar origen a la ciencia y tecnología modernas. Un factor poderosamente explicativo de tal hecho es, a juicio del sinólogo Joseph Needham, que la sociedad que se desarrolló en China tras el período feudal no era la adecuada para tal evolución. En palabras de Needham:
"Cuando, hacia el siglo XVI, el feudalismo europeo decayó, el capitalismo lo sustituyó. Entonces ocurrió el acceso de los comerciantes al poder, que dio lugar primeramente al capitalismo mercantil, y más tarde al industrial. Pero en China, cuando el feudalismo de la Edad de Bronce terminó y vino la Edad Imperial, no tuvo lugar una suspensión temporal del feudalismo por una ciudad-estado imperialista, como Roma. Sucedió algo muy distinto. El antiguo feudalismo chino fue sustituido por una forma especial de sociedad que no ha tenido su paralelo en occidente. Se ha llamado "burocracia asiática", y en ella se suprimen todos los señores, excepto uno, el Hijo del Cielo, el Emperador, que gobierna el país y recauda todos los impuestos a través de un gigantesco aparato burocrático".
Los que construyeron ese aparato llamado "mandarinato" fueron los confucianos, y durante dos mil años los taoístas ejercieron una acción de control colectivista, que no encontraría justificación hasta la llegada del socialismo en nuestros días. Todo esto era algo desconocido en Occidente, y requiere un estudio intenso y especial, pero tuvo, ciertamente, un gran efecto: evitó que la clase mercantil se hiciera con el poder. Preguntarse por qué la ciencia y la tecnología moderna nacieron en nuestra sociedad y no en China es lo mismo que preguntarse por qué no hubo allí Renacimiento, ni Reforma, ni ninguno de los fenómenos cruciales de aquel gran período de transición, de los siglos XV a XVIII. Tan importante como éste son, a juicio de Needham, los factores ideológicos.
b) Análisis de los factores ideológicos y jurídico-teológicos.
El taoísmo es uno de estos decisivos factores ideológicos. El "taoísmo" designa a la vez un sistema filosófico y una religión organizada, derivados ambos de las enseñanzas de uno de los grandes filósofos chinos de la Antigüedad, Lao-tsé, que la tradición considera contemporáneo de Confucio (s. VI-V a.C.). El Tao Tê Ching ("Canon de la Virtud del Tao"), en el que se hallan recogidos pensamientos y máximas de Lao-tsé, constituye la base del taoísmo, junto con los escritos de dos de sus mayores discípulos, Chuang-Tsé y Lieh-Tsé. El punto de partida de los pensadores taoístas no es exclusivamente filosófico, sino también mágico-religioso, y se basa en disciplinas (alimentarias, respiratorias e higiénicas) mucho más antiguas, ya practicadas por los chamanes, con el fin de retrasar indefinidamente el envejecimiento del individuo, asegurando una inmortalidad espiritual y material al mismo tiempo, y de fortalecer el cuerpo hasta hacerlo capaz de afrontar, en el universo, "viajes" en estado de éxtasis. Sobre esta base de tradiciones mágico- chamánicas, se habría desarrollado la filosofía taoísta, que opone al rigor moral y a los ritos y a la organización socio-política confucianos, un ideal de vida autónoma, natural, libre y alegre.
No obstante, tampoco los taoístas, a partir de Lao-Tsé, escapan a la preocupación, común a todo el pensamiento chino, de impartir reglas de vida válidas para la convivencia social humana: si un gobernante quiere atenerse al Tao, debe reducir al mínimo la injerencia de la política en la vida de sus súbditos, según la máxima "si yo practico el no-actuar, el pueblo se transforma por sí solo". El taoísmo, cuyas ideas eran demasiado utópicas para que un gobierno pudiese adoptarlas, fue reconocido como doctrina oficial solamente por un corto período, en el siglo VIII, mientras durante dos mil años el estado chino tuvo, por el contrario, un carácter confuciano.
El taoísmo ejerció, no obstante, una profunda influencia sobre el pensamiento chino, contribuyendo a la concepción del poder (fundado en parte en la posesión de requisitos mágico-religiosos especiales) y de las teorías de gobierno. Notable ha sido posteriormente la aportación del pensamiento taoísta al arte, a la literatura y, sobre todo, a la poesía. Muchos autores reconocen en el taoísmo el mérito de haber hecho progresar la química y la medicina a través de la alquimia y la investigación de hierbas medicinales que debían asegurar la inmortalidad. Pero los taoístas se dedicaron sólo a dichas prácticas cuando, en el siglo II a.C., con Chang Tao-Ling (famoso taumaturgo que se convirtió en el primer "Maestro celeste") el taoísmo se estructuró como religión.
Todas las miserias de este mundo derivan de trabas, de añadidos superfluos y deformaciones, impuestas a la naturaleza por la cultura, que debilitan el "principio vital". Es, por lo tanto, indispensable, con el fin de llevar una vida mejor, encontrar la perfecta sencillez del ser en el estado primordial, adaptándose a los ritmos de la vida universal. Hay que ser como el Gran Todo, el cual es silencio, seres y perfecta indiferencia. Partiendo del ejemplo de la naturaleza que se caracteriza, al menos en apariencia, por el no-actuar (wu wei), los filósofos taoístas se dedicaron a la reflexión sobre el principio cósmico, que da origen a la substancia y a la forma del ser en su persistir y en su mudar. Dicho principio se identifica con el Tao y en él actúa una virtud o fuerza vital, el teh, que se explica plenamente en que se identifica lo más posible con el Tao, adoptando un comportamiento inactivo, pasivo. Es, así pues, puramente vitalista y amoral.
Ello no significa que el Tao, el orden cósmico de todas las cosas, no actuara de acuerdo con una medida y una norma, sino que los taoístas tendían a considerarla como inescrutable para el entendimiento humano. Quizá no resulte aventurado decir que esa fue la razón por la cual, cuando se les confió la tutela de las ciencias a lo largo de la historia china, aquella ciencia tuvo que desarrollarse a un nivel eminentemente empírico. Además, no es irrelevante el hecho de que sus ideas sociales tuvieran menos utilidad que las de cualquier otra escuela de derecho positivo, puesto que intentaban volver al colectivismo tribal primitivo, en el que nada se formulaba ni escribía. Como todo funcionaba perfectamente en la cooperación comunal, no podían sentir interés por la ley abstracta de ningún legislador.
El Tao es un elemento fundamental del pensamiento chino. Junto con la doble noción de yin y yang, constituye una constante de la historia de la religión y de la filosofía chinas, desde la más remota antigüedad. El término significa todavía hoy, en el lenguaje corriente, "la vía, el camino" y, por extensión, "el curso de las cosas", sirviendo para indicar el principio del movimiento que actúa en todo proceso natural: movimiento entendido no como movimiento mecánico, sino como flujo vital y continuo que forma el tejido mismo de la realidad. El elemento dinámico del Tao se debe a la alternancia de las dos fuerzas complementarias y opuestas, el yin (principio femenino, tenebroso, húmedo, pasivo, frío, negativo, etc.) y el yang (principio masculino, activo, cálido, seco, luminoso, positivo, etc.) cuya acción combinada preside los cambios de todo el Universo.
Yin y Yang originariamente significan las zonas del sol y umbría de una montaña o los márgenes de un río. En realidad, ése es su uso principal hasta finales del siglo IV a.C. Todas las substancias, los objetos, los ritmos del universo están dominados por esta alternancia polar. El mundo no presenta ninguna apariencia que no responda a un orden cíclico, a la alternancia de dos manifestaciones opuestas y complementarias, y ni siquiera el tiempo se escapa a esta polaridad. El Tao, suprema conjunción de los opuestos, constituye el elemento primero con el que es preciso identificarse con absoluta entrega para escapar a las limitaciones de la vida social.
En la sección Nei Ching (que sobrevivió en el Yüeh Chüeh Shu) encontramos un pasaje bastante iluminador acerca de la concepción del ying y del yang dentro de la filosofía china:
"El rey de Yüeh dijo: 'Puesto que analizas los acontecimientos humanos con tanta brillantez y predicas una cuidadosa reflexión antes de actuar, quizá puedas decirme si los fenómenos naturales tienen un significado adverso o favorable (en relación con el hombre),'Chi Ni respondió: 'Ciertamente lo tienen. Son el Yin y el Yang presentes en todas las cosas los que les dan todo su chi-kang (es decir, sus composiciones fijas y sus movimientos en relación con otras cosas, en la tela de araña de las relaciones de la naturaleza). De lo que dependen la suerte y la desgracia es de los movimientos cíclicos del sol, de la luna, de las estrellas y los planetas, y de las alteraciones recurrentes de destrucción y generación (en las estaciones del año). Pues (los chhi de los elementos) el Metal, la Madera, el Agua, el Fuego y la Tierra dominan alter-nativamente (en su amplia rotación), y la (influencia de la) luna en su creciente y su menguante es especialmente fuerte (en momentos que se repiten regularmente).Pero todos estos cambios no son más que (fluctuaciones) en la regularidad fundamental cíclica (del Yin y el Yang en el Gran Tao), que no obedece a nadie (o que no tiene nadie que la gobierne, a quien, por ejemplo, pudiéramos rezar). Si lo sigues tendrás la prosperidad, si vas contra él encontrarás el infortunio. Así pues, el (gobernante) prudente rechaza las tentaciones a las que los hombres mezquinos sucumben, y actúa calladamente como le conviene, con la esperanza de influir al que no ha recibido tal iluminación. Pero la mayoría de los hombres se esfuerzan por conseguir riquezas y honores, ignorando por completo el equilibrio (del Yin y el Yang, que decidirán su destino)." ("La gran titulación").
Como ha observado Lloyd, en la esfera del uso de los opuestos, la relación entre el yin y el yang es una relación de interdependencia mutua y recíproca. Incluso cuando el yang está en su estado más fuerte, el yin empieza a reafirmarse a sí mismo. En el momento máximo del yin, el yang comienza a emerger. El yin y el yang son opuestos, naturalmente, pero correlativos; son aspectuales y relacionales. Lo que es yin, por una parte, puede ser yang, por la otra. Aunque mutuamente se excluyen uno a otro, ninguno existe aisladamente del otro.
Con el yin y el yang estaba relacionado el concepto de las cinco fases ("wu xing"), que tradicionalmente se denominó "teoría de los cinco elementos". En realidad, no se trata de substancias, sino de procesos o, mejor aún, de fases de un proceso en las transformaciones perpetuas de qi( "energía").
Según esto, la síntesis cosmológica del yin-yang y las cinco fases tuvieron una función particular en un punto de cambio en la historia china. El rasgo clave del sistema es la unidad de los órdenes político y natural, con el Emperador haciendo el papel de mediador entre el Cielo y la Tierra. El orden humano y social, las relaciones jerárquicas debidas que se aplican desde el Emperador y sus ministros hacia padres e hijos, fue naturalizada como una imagen-espejo del orden cósmico: la reciprocidad del Cielo y la Tierra. Algunas ideas sintetizadas así llegaron mucho antes al pensamiento chino. Lo que era nuevo era la síntesis. Ésta sirvió muy bien a las funciones duales de ayudar a afianzar la posición del Emperador y a lograr proporcionar una razón de ser a los literatos que habían contribuido a proporcionar ese afianzamiento.
Aunque sin duda se deben introducir reservas, el punto crucial para la comprensión del uso chino del sistema de oposiciones es que a menudo sirve para propósitos políticos, o más bien, que en sentido amplio es político él mismo. Para propósitos analíticos se puede distinguir el orden natural y el orden social, pero en la mentalidad china clásica son partes de un único todo. El papel del Emperador no es político en sentido estricto. Para estar seguro, su gobierno garantiza directamente el orden social, pero él tiene una función cósmica más importante: el bienestar del Imperio como un todo depende de la armoniosa relación entre Cielo y Tierra, que el Emperador con su propio comportamiento y virtud tiene que garantizar. Una consecuencia de esto es el interés directo que tenía el Emperador por el estudio de los cielos ( la astronomía).
Dicho de otro modo, el papel que representaban los literatos e intelectuales para legitimar la posición del Emperador y el apoyo directo que los emperadores prestaban a aquéllos en esa situación política general, la intención sobre la interdependencia, reciprocidad y complementariedad, que tan a menudo se encuentran en referencias chinas a los pares de opuestos, puede verse como un reflejo de lo que era percibido como prerrequisitos de orden social. Esta fue una idea que ganó importancia con la consolidación gradual del orden imperial bajo la dinastía Han. Incluso si el ideal de complementariedad en las relaciones humanas era una que recibía una expresión elocuente con Confucio. El énfasis no era tanto el de oposición de funciones distintas jerárquicamente pero complementarias, como sobre el apoyo mutuo que podía prestarse uno a otro.
Aludamos ahora a la influencia de los denominados "factores jurídicos-teológicos". Sin duda, uno de los acontecimientos trascendentales que hay que situar en el origen de la ciencia moderna es el concepto de "ley natural". En nuestra civilización, las ideas sobre ley natural en el sentido jurídico y sobre las leyes de la Naturaleza en el sentido de las ciencias naturales proceden, según puede demostrarse fácilmente, de una raíz común. Una de las nociones más antiguas de la civilización occidental fue que del mismo modo que los legisladores terrenales elaboraban códigos de leyes positivas que los hombres habían de obedecer, la celeste y suprema deidad creadora había dictado una serie de leyes que debían ser obedecidas por los minerales, cristales, plantas, animales y por las estrellas en curso. Con toda seguridad esta idea estuvo íntimamente unida al desarrollo de la ciencia moderna occidental en el Renacimiento.
En cambio, como es bien sabido, los chinos de la época antigua y medieval, aunque fueron muy prolíficos en inventos prácticos- tales como la correa de transmisión, la imprenta de bloques, la pólvora y las armas de fuego, etc.- no lograron formular ni una sola ley física. Además del feudalismo medieval chino, el fracaso científico de los chinos debe achacarse sobre todo a la ausencia de la creencia en un Creador personal y racional, ausencia que puede apreciarse en el pensamiento religioso chino. Con la antigua pérdida de esa creencia se perdió también la fe, la confianza de los chinos en la racionalidad última del Universo.
Muy probablemente, la idea de un legislador universal celestial dictando leyes sobre los fenómenos naturales no humanos tuvo sus primeros orígenes entre los babilonios. El dios del Sol Marduk viene representado en esta tradición como "el legislador de las estrellas". Esta concepción no encontró tanta continuidad entre los presocráticos como entre los estoicos, cuya doctrina de una ley universal inmanente en el mundo incluía tanto a la naturaleza humana como a la no humana. Por influencia hebrea, durante el cristianismo se afirmó la concepción de la mente legisladora de Dios, llegándose a convertir durante la Edad Media en un lugar común la idea de la legislación divina sobre la naturaleza no humana. Durante el Renacimiento, esta idea comenzó a tomarse muy en serio. El cambio ocurrió entre Copérnico, que nunca empleó la expresión "ley", y Kepler, que lo hizo, si bien extrañamente no la aplicó a ninguna de sus tres grandes leyes del movimiento planetario.
Los antiguos pensadores taoístas (Tao Chia, siglos IV y III a.C.), profundos e inspirador como eran, no desarrollaron, quizá a causa de su profunda desconfianza en los poderes de la razón y de la lógica, nada que se pareciera al concepto de "leyes de la Naturaleza". Con su apreciación del relativismo y de la sutileza e inmensidad del Universo, buscaban a tientas una visión del mundo "einsteiniana", sin haber puesto los cimientos para una visión "newtoniana". Por ese camino no se podía desarrollar la ciencia.
Por otra parte, los mohístas(Mo Chia), los seguidores de Mo Ti, juntamente con los lógicos(Ning Chia) se esforzaron denodadamente en los procesos lógicos perfectos, e hicieron un inicio de aplicación de los mismos a la clasificación zoológica y a los elementos de la mecánica y la óptica. No sabemos por qué fracasó este movimiento científico, aunque quizá fuera debido a que el interés de los mohístas por la Naturaleza estaba relacionado casi exclusivamente con sus objetivos prácticos en el ámbito de la tecnología militar. Al parecer no se aproximaron más que los taoístas a la idea de las "leyes de la Naturaleza". La traducción más aproximada de su término técnico fa, (idéntico al de "ley" en el sentido en que lo usan los legalistas) en la lógica del Mo Ching (Canon mohísta) es un asunto muy discutible, pero, hasta donde podemos deducir, se utiliza con un sentido bastante similar al de las causas aristotélicas.
En conclusión, podemos decir que en Europa la concepción de un Dio Creador y Legislador contribuyó eficazmente al desarrollo de la ciencia moderna, porque fomentaba la idea de la existencia de una ley que regía en todas partes donde hubiera cosas materiales, Este no es el caso de la civilización china, que carecía del concepto de Dios como ser personal y legislador. Las conclusiones que extrajo Needham y que hizo públicas en la conferencia de Hobbhouse, Londres, 1951, apuntan en esa dirección:
*Que el ser espiritual más elevado que se conoció y adoró en la antigua China no fue un Creador en el sentido de los hebreos o cristianos.
*Que la idea de un dios supremo personal del antiguo pensamiento chino, por lejos que llegara, no incluía la concepción de un divino legislador celestial que impone sus órdenes a la naturaleza humana.
*Que el concepto de suprema deidad se despersonalizó muy pronto.
Las palabras más antiguas para expresar la idea de Dios en chino eran Thien(Cielo) o Shang Ti(el que gobierna arriba), aunque en Chunag Tzu se usan otros términos.
Las posturas de los sinólogos discrepan sobre qué alcance se debe dar a estos términos. Unos creen, por ejemplo, que Shang Ti era una trascendentalización de la función del emperador, otros creen que era una personificación del orden de las estaciones según el calendario. Otros creen que Thien simboliza el Primer Padre.....
No se niega que, para los chinos, hubiera un orden en la naturaleza, sino más bien, que no era una garantía de que otros seres personales racionales pudieran propagar en sus propios lenguajes terrenos el preexistente código de leyes divinas que aquél había formulado previamente. No se confiaba en que el código de la Naturaleza pudiera ser desvelado y leído porque no había seguridad de que un ser divino, aún más racional que nosotros, hubiera formulado jamás un código que se pudiese leer. Se tiene la impresión de que los taoístas, por ejemplo, hubieran despreciado una idea así, porque sería demasiado ingenua como para convenir a la sutileza y complejidad del Universo, tal como ellos lo intuían.
3. MATEMÁTICAS CHINAS.
El pensamiento y la práctica matemática chinos eran invariablemente algebraicos, no geométricos. Entre ellos no se desarrolló espontáneamente una geometría euclidiana y esto inhibió, sin duda, los avances que realizaron el óptica, donde, por el contrario, no se encontraron nunca con la absurda idea griega de que los rayos eran enviados por el ojo. La geometría euclidiana fue introducida en China probablemente en el período Yuan (mongol), pero no se enraizó allí hasta la llegada de los jesuitas.
Aunque hablamos de números indoarábigos, en realidad fueron los chinos los primeros capaces de expresar, ya en el siglo XIV, cualquier número deseado, de cualquier magnitud, con un máximo de nueve signos. La matemática china, desarrollando la primitiva tradición babilónica, fue siempre principalmente aritmética y algebraica, y generó conceptos e instrumentos tales como el valor decimal, los números negativos, el análisis indeterminado, el método de diferencias finitas y la solución de las ecuaciones numéricas superiores.
En época muy temprana se calcularon valores muy aproximados de π . Los matemáticos de la época Han se anticiparon al método de Horner en la obtención de raíces de índices elevados. Durante los siglos XIII y XIV los tratadistas de álgebra chinos estaban en vanguardia como lo habían estado sus colegas árabes en los siglos anteriores y también los matemáticos indios, cuando crearon la trigonometría, según conocemos, aproximadamente mil años antes. Y si examinamos las transmisiones, es patente que entre el 250 a.C. y el 1250, a pesar de todo el aislamiento e inhibición de China, fue mucho mayor la influencia matemática que ejerció su cultura que la que recibió.
4. ASTRONOMÍA CHINA.
También fueron los funcionarios-astrónomos chinos los primeros en establecer- por lo menos en el siglo VII- la ley constante de que las colas de los cometas apuntan en dirección contraria al sol. Los astrónomos del Renacimiento, que discutieron tanto entre ellos acerca de la prioridad del estudio de las manchas solares, se hubieran avergonzado si hubieran sabido que éstas habían sido observadas en China desde el siglo I. a.C., y no solamente observadas, sino registradas en documentos cuidadosamente transmitidos. Asimismo, es muy destacable el grado de precisión en la observación. En realidad es una faceta vital, pues surge por la preocupación de la medida cuantitativa que constituye una de las características más esenciales de la verdadera ciencia. Las antiguas listas astronómicas chinas daban las posiciones estelares en grados medidos.
Existen tres modos de determinar la posición de una estrella en el cielo, y la moderna astronomía no emplea las coordenadas eclípticas de los griegos, ni las medidas árabes del azimut, sino el sistema ecuatorial de los chinos. Las medidas de posición sobre la superficie de la esfera terrestre (la aparente bóveda de los cielos) se efectuaba en todas las civilizaciones construyendo una esfera armilar a base de círculos graduados. El mayor astrónomo helenístico, Ptolomeo (siglo II de nuestra era), disponía de un instrumento de este género, y aún pervive en el mecanismo de localización del telescopio moderno, pues éste no es tal mecanismo, sino simplemente un anteojo de tamaño y fuerza enormemente aumentados. El anteojo y los anillos graduados eran los dos elementos esenciales para determinar las posiciones celestes.
La astronomía china fue siempre ecuatorial y diurna, en lugar de eclíptica y anual, de modo que tenía poco de aquella astronomía planetaria para la cual los griegos habían necesitado a Euclides, pero, por otra parte, esto supuso algunas ventajas en compensación- los chinos nunca se enamoraron del círculo como la más perfecta de las figuras geométricas, y por tanto no fueron nunca prisioneros de las cristalinas esferas concéntricas del cielo, que los occidentales consideraban necesarias para explicar el movimiento de los planetas y la aparente rotación de las estrellas fijas. Por lo tanto, su influencia fue liberadora cuando los europeos se evadieron de esta prisión. Es un dato extraordinario en la historia de la ciencia que los chinos fueran capaces de lograr tan brillante avances, y que fueran mucho más lejos que Occidente- excepto en lo que se refiere al complicado astrolabio- sin un conocimiento perfecto de la geometría en su forma deductiva euclidiana. En cualquier caso, fue el padre de la moderna astronomía de observación, Tycho Brahe, quien introdujo en el siglo XVI los dos usos chinos, el montaje y las coordenadas ecuatoriales, en la ciencia moderna, que, desde entonces, no los ha abandonado. Su razón explícita era la mayor exactitud instrumental, pero él poseía libros astronómicos árabes, y los árabes conocían bien la práctica china.
Los primeros procesos químicos conocidos fueron realizados por los artesanos de Mesopotamia, Egipto y China. Al principio, los forjadores chinos trabajaban con metales nativos como el oro y el cobre, que a veces se encontraban en la naturaleza en estado puro, pero rápidamente aprendieron a fundir menas (principalmente los óxidos metálicos y los sulfuros) calentándolas con madera o carbón de leña para obtener los metales. El uso progresivo del cobre, bronce y hierro dio origen a los nombres que los arqueólogos han aplicado a las distintas eras. Todas las razones apoyan la convicción de que las ideas básicas de la alquimia china se abrieron paso hacia Occidente a través del mundo árabe.
Naturalmente, no podemos hablar con verdad de la alquimia en sentido estricto antes de la contribución de los árabes, pero algunos pretenden que la palabra misma y también otros términos de alquimia son derivados de los originales chinos. Hasta nosotros han llegado muchos utensilios químicos del período Han, tales como vasijas de bronce, probablemente usadas para la sublimación del protocloruro de mercurio; el vapor se elevaría por los dos brazos, y se condensaría en el centro. Algunas formas de aparatos para la destilación son también típicamente chinas, y muy diferentes de las utilizadas en occidente. El destilado, condensado por la vasija de agua fría colocada encima, gotea en un recipiente central y sale por un tubo lateral. Este es un antepasado del aparato que se usa en la química moderna. Además, la primera composición de una mezcla explosiva surgió en el curso de una exploración sistemática china de las propiedades químicas y farmacéuticas de una gran variedad de sustancias, guiada por la esperanza de alcanzar la longevidad o la inmortalidad material.
6. MEDICINA CHINA.
Las exigencias de la piedad tradicional convirtieron a la medicina en un estudio respetable para los hombres cultos, mientras que, por otra parte, su necesaria asociación con la farmacia la conectaba con los alquimistas y herboristas afines al taoísmo. De cualquier modo, la medicina es un campo que despertó el interés de los chinos en todas las épocas, y que progresó, en virtud de un genio especial, siguiendo líneas quizá más distintas de las europeas que en el caso de cualquier otra ciencia. Es reseñable que los chinos estuviesen siempre libres del prejuicio, tan llamativo en Occidente, contra los remedios minerales; no necesitaron a ningún Paracelso que les despertase del sueño galénico del que nunca habían participado. Los chinos fueron también los adelantados de las técnicas de inoculación.
Sin embargo, al menos en la China antigua, las prohibiciones religiosas de la disección derivaron en un escaso conocimiento de la estructura y función del organismo y, en consecuencia, la técnica quirúrgica era muy rudimentaria. Los tratamientos externos incluían el masaje y la aplicación de ventosas como forma de contrairritación, mediante la cual la sangre se trae a la superficie de la piel gracias a la aplicación de una ventosa y, al extraer el aire, se creaba un vacío parcial. Dos formas especiales de esta técnica empleadas en enfermedades reumáticas y de otra índole fueron la acupuntura, o punción de la piel con agujas para aliviar el dolor y la inflamación, y el cauterio o la cauterización de la piel mediante la aplicación de moxa candente, una preparación de hojas maceradas en aceite del ajenjo chino. El ruibarbo, el acónito, el azufre, el arsénico, y el más importante, el opio, son importante fármacos chinos, también se emplearon, como vestigios de los rituales primitivos, las mezclas de órganos y excreciones de animales.
( C. J. Alonso. Historia básica de la ciencia. Editorial Eunsa. Navarra. 2001).